17 marzo 2012

Elisabeth Jacquet de la Guerre


El 17 de marzo de 1665 nació en París, la compositora y gran intérprete de clavecín francesa, Élisabeth Jacquet de La Guerre. La honda expresividad que impregna su música, el amor a los detalles, la sabiduría de su “mètier”, la variedad de estados de ánimo y de formas, así como el contraste entre la intimidad y elegancia más francesa y el temperamento arrebatado tan italiano que destilan sus composiciones la convierten en una compositora que representa perfectamente el espíritu barroco y la parte más universal de éste.

Luis XIV
Fue descendiente de una larga tradición musical: abuelo y tío eran afamados constructores de órganos. Su padre era organista de la iglesia Saint-Louis-en-l'Ile de París , y todos sus hermanos fueron también músicos de buena reputación. Luis XIV la animó a “cultivar el maravilloso talento que le había dado la naturaleza”, de manera que la joven se mudó a Versalles, donde la citada Madame de Montespan la criaría con sus propios hijos, y donde recibiría una educación exquisita, pasando a formar parte de la más cultivada sociedad francesa y del universo versallesco. Allí fue llamada durante todo ese tiempo “La petite merveille” o “La merveille de notre siècle”, y ante su genio hubieron de rendirse todos los maestros de la época. Elisabeth fue siempre consciente de la inmensa oportunidad y del privilegio que todo esto supuso para su formación y su aprendizaje, y no dejó pasar jamás por alto ninguna ocasión de agradecer sus favores a Luis XIV, a quien dedicó sus obras, con emoción y reconocimiento, hasta la muerte del rey.

Así se expresaba la propia Elisabeth: “Desde mi más tierna edad (y este recuerdo será para mí eternamente preciado), tras ser presentada ante vuestra ilustre corte, donde he tenido el honor de permanecer durante varios años, he aprendido, Señor, a dedicaros todas mis vigilias. Desde aquel momento os dignasteis acoger con agrado las primicias de mi genio y habéis tenido a bien recibir, además, a partir de entonces algunas de mis obras. Pero esas señales privadas de mi devoción no me son suficientes y ansiaba la feliz ocasión de poder daros muestras públicas de ella". El propio Titon du Tillet en su "Le Parnasse Français" de 1732 (anecdotario sobre famosos poetas y músicos durante el reinado de Luis XIV) habla en estos términos de su "maravillosa facilidad para tocar preludios y fantasías espontáneamente”. “A veces, –nos dice du Tillet- improvisa sobre cualquier tonalidad o tema requeridos durante media o una hora completa con melodías y armonías de gran variedad, de manera impecable y encantando a sus oyentes".

Madame de Montespan
Las primeras composiciones conocidas de Elisabeth Jacquet no fueron escritas para clavecín, instrumento que tanta celebridad le otorgaba, sino que son pequeñas obras de factura dramática que se representaban en la corte, como una pequeña ópera cantada en la residencia del Delfín, y en los aposentos de Madame de Montespan el mismo mes, o una pastoral representada en varias ocasiones ante Luis XIV. Ella misma, con humildad y sorpresa, recordará una obra ofrecida en el domicilio del Delfín y “la fama y el renombre que [me] supuso aquella novedad, incluso en países extranjeros. Todas esas ventajas —añade— fueron señales indudables del éxito inesperado de aquel intento mío”. En 1684 abandonó el dorado de Versalles para mudarse a París y casarse con el organista Marin de la Guerre, quien acabaría siendo organista de la Sainte-Chapelle. En la capital no le costaría continuar con su carrera ofreciendo tanto clases particulares como conciertos de éxito como compositora e intérprete.


De este modo, el mérito y la fama de “Madame de la Guerre” no dejaron de ir en aumento en esta gran ciudad, y todos los grandes músicos y entendidos acudían diligentemente a oírla tocar el clave. Incluso fuera de la corte siguió gozando del mecenazgo del rey todo el tiempo que él siguió con vida, componiendo a menudo a su encargo.

De esta época feliz son obras como "Jeux á l´honneur e la Victoire" de 1691, o su ópera (tragédie lyrique) "Céphale et Procris" de 1694. De hecho, el "Mercure Galant" de diciembre de 1690 publicó nada menos que nueve páginas de su edición en verso calificándola de "sombra de Lully" o bien de "la compositora y músico más prominente". La que ya era conocida como Mademoiselle de la Guerre tenía entonces veintiséis años. Esta época de esplendor y sus gratas vivencias se verían, sin embargo, truncadas en un corto espacio de tiempo.

En unos pocos años, Elisabeth vería morir a la mayoría de sus personas cercanas: su madre, su padre, su hermano Nicolás, su marido y hasta su único hijo de diez años de edad, también un prodigio del clave. La compositora se recluyó en su intimidad durante varios años, y los amantes de su música tuvieron entonces que esperar hasta 1707 para su siguiente publicación que incluiría la colección de sonatas. Esta nueva Jacquet de la Guerre reaparece con madurez, reflexión y sabiduría regalando a los violinistas una de las más exquisitas y desconocidas páginas que nuestro repertorio, ya de por sí tan extenso y magnífico, posee. Las "Six Sonates pour le viollon et pour le clavecin" “Sonata Nº 1” (Aria Affettuoso) de 1707 son un ejemplo temprano del nuevo género de obras de clavicémbalo acompañadas, donde éste es tratado en forma obbligato, como ocurre por ejemplo con las Pieces de clavecin en concerts de Rameau.

Junto con Couperin y Rebel, Elisabeth Jacquet de la Guerre es una de las pioneras en explorar la Sonata en Francia. El estilo italianizante de sus Sonatas para violín, "Sonata Nº 1 en Re menor" bastante adelantado a su época (en cualquier país que no fuese la propia Italia), da muestras de su maestría y su sensibilidad excepcional, creando inteligentes sucesiones armónicas, dando forma a los diversos registros estilísticos, adelantados a su época. Escalas ascendentes o descendentes, imitaciones, repeticiones de notas, intervalos de cuarta y progresiones puramente italianas conviven en la más perfecta simbiosis con la elegancia ornamental y la delicadeza de melodías y arias absolutamente francesas. Algunos adagios son apenas pequeños puentes entre dos movimientos más extensos, a modo de quasi recitativo, con función a menudo armónica para pasar de grado o incluso de modo. Sus sonatas son sin duda una contribución fundamental dentro de la evolución de la sonata francesa.


Obras destacables:
- “Cephale et Procris” Fin del acto I y acto II (Música Fiorita & dir., clavecín y órgano: Daniela Dolci)
- “Sonata Nº 1 en Re menor” (Lina Tur Bonet -Violín Barroco & Kenneth Weiss - Clavecín & Patxi Montero - Viola da Gamba).

- “Sonata Nº 3 in D” (Ensemble Variations)
- "Sonata a dos violines con viola o violoncello obligados" (Bizzarrie Armoniche & Roberta Invernizzi – soprano & Elena Russo - director, cello)
- “Trío sonata IV en sol menor” (Alexandra Stefanato violín, Daniela Troiani Flauta, Giovanna Barbati cello, Chiara Tiboni clavicémbalo)
- “Suites Nº 1, 2, 3” (Elizabeth Farr)
- “Suites Nº 4, 5, 6” (Elizabeth Farr)
- 'Prèludio' de la Suite la menor de "Les pièces de Clavessin. Premier Livre" (Bizzarrie Armoniche & Salvatore Carchiolo – clavicémbalo & Elena Russo - director, cello)

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