20 octubre 2012

Charles Ives


El 20 de octubre de 1874 nació en Danbury, Connecticut, el compositor estadounidense de música clásica Charles Edward Ives, reconocido ampliamente como uno de los primeros de trascendencia internacional. En un país como Estados Unidos, dominado por la influencia de la música europea a lo largo de todo el siglo XIX, Charles Ives fue uno de los primeros que buscaron y supieron hallar una voz musical inequívoca y propia para su país. Fue un pionero de la música moderna, autor de una obra revolucionaria cuya importancia sólo fue reconocida tardíamente.

Casa natal de Ives en Danbury
Alentado por su padre, no tardó en improvisar libremente al piano sin tener en cuenta las reglas de composición académicas. A los once años Ives empezó a estudiar órgano, y dos años después ocupaba el puesto de organista en la Iglesia Congregacionista de Danbury, a la vez que comenzó a dar los primeros recitales. Un año después, a los catorce, se le contrató como organista en la Primera Iglesia Baptista, siendo el más joven organista profesional del estado. De niño Ives quedó muy impresionado con un fenómeno que oyó protagonizado por su padre.

George Ives, padre de Charles
Parece ser que en más de una ocasión la banda de música de algún pueblo vecino visitaba Danbury; cuando se acercaba por el camino comenzaban a tocar alguna marcha y el padre de Charles Ives salía a recibirlos con su banda, que interpretaba otra marcha distinta con otro ritmo y en otra tonalidad. Se demostraban a sí mismas lo buenas bandas que eran, no perdiendo ninguna de las dos el compás al cruzarse. El fenómeno de dos grupos sonoros que se cruzan, cada uno con su ritmo, y se alejan, se quedó en la mente de Ives, y fue utilizado después en varias de sus obras; al igual que el fenómeno en el que distintas secciones de la banda de su padre eran emplazadas en diferentes lugares.

George Ives en 1899
Charles contaba: "Mi padre creía que, por lo común, el hombre no usaba lo suficiente las facultades que el Creador le había otorgado. Me parece que no tenía yo todavía diez años cuando nos hacía cantar una canción como 'Swanee River' en Mi bemol mientras él nos acompañaba en la tonalidad de Do. Lo hacía para poner en tensión nuestros oídos y fortalecer nuestro espíritu musical, de modo que pudiéramos aprender a transportar tonalidades de un modo como jamás se había hecho hasta entonces en la historia de la música. En aquel caso no creo que pensara especialmente en la posibilidad de la politonalidad en la composición; más bien quería estimularnos a que usáramos los oídos y la mente para pensar por nuestra cuenta y ser así más personales; en otras palabras, para que dependiéramos menos de las costumbres y los hábitos."

Charles y su hija Edith en 1924
La música le absorbía, pero Ives, que tenía la cabeza en su sitio, meditó mucho sobre el destino de su padre, que había dedicado su vida a la música, no había sido respetado, apenas había podido mantener con la suficiente dignidad a su familia, y por último tuvo que claudicar al final de su vida y abandonar la música para ser empleado de una oficina bancaria. Estos razonamientos le llevaron, al final de su graduación, a tomar una decisión: si la música que quería componer no le podía mantener a él, él se dedicaría a los negocios para poder mantenerla a ella. Por ello Ives fue un músico autodidacta que supo compaginar los negocios –en 1907 fundó una próspera agencia de seguros– y la música. La curiosidad por la libre organización del sonido –a la que no era ajeno el interés por denunciar el conservadurismo de los músicos de su nación– se convertiría en una constante de su estilo. De esta manera, y sin tener conocimiento directo de las corrientes vanguardistas europeas, Ives se adelantó a su tiempo en el empleo de técnicas como la politonalidad, la atonalidad, la polirritmia y los cuartos de tono, abriendo también nuevas vías a la escritura orquestal.

Charles y su esposa Harmony
Según su esposa, un día a principios de 1927, bajaba las escaleras con lágrimas en sus ojos: ya no pudo componer más ya que dijo: “nada suena bien”. Hay numerosas teorías para explicar el silencio de sus últimos años, que parece un misterio como las últimas décadas de Jean Sibelius, quien también paró de componer casi al mismo tiempo que lo hizo Charles. Si bien este autor paró de componer y conjuntamente se fueron incrementando sus enfermedades. Mientras seguían sus problemas de salud, incluyendo la diabetes, en 1930 Ives se retiró del negocio de seguros, lo que le dió más tiempo para dedicarse a sus trabajos musicales, pero se sentía incapaz de escribir nada nuevo.
Durante 1940 revisó su “Sonata Concord,” publicándola en 1947 con “Trabajos antes de una Sonata”. Charles Ives falleció en Nueva York en 1954.


La música de Ives fue largamente ignorada durante su vida, y muchas de sus obras se mantuvieron sin tocar por muchos años. Su tendencia a la experimentación y su uso cada vez mayor de la disonancia no fue tomado a bien en el ambiente musical de su época. Las dificultades para ejecutar las complejidades rítmicas en sus principales obras orquestales las convirtieron en desafíos intimidantes incluso décadas después de haber sido compuestas.
Stravinsky dijo de él: "Ives ya había transgredido los 'límites de la tonalidad' una década larga antes que Schöenberg, componiendo música que utilizaba la politonalidad casi dos décadas antes de Petrushka, y experimentado con grupos poliorquestales medio siglo antes que Stockhausen."
Probablemente Ives compuso la mayor parte de su música sin la perspectiva de su ulterior interpretación, sino para su propia satisfacción, y cuando se decía que su música no podía ser ejecutada respondía que "las imposibilidades actuales son las posibilidades del mañana."

Lou Harrison
El conocimiento de su música pareció crecer un poco por los años 1940, cuando conoció a Lou Harrison, un fan de su música que comenzó a editarla y a promoverla. Harrison dirigió muy notablemente el estreno de la “Sinfonía n.º 3 (1904) en 1946. Al año siguiente, por esta obra Ives obtuvo el Premio Pulitzer. Sin embargo se deshizo del premio monetario (la mitad se lo dio a Harrison), diciendo que "los premios son para los chiquillos, y yo ya estoy mayor”. Leopold Stokowski consiguió no mucho después estrenar la Sinfonía n.º 4, y la consideró como "el corazón del problema de Ives".
Por esta época, Ives también fue promovido por Bernard Herrmann que trabajaba entonces como director en la CBS, y que en 1940 se convirtió en el director principal de la Orquesta Sinfónica de la CBS. Mientras estuvo ahí, fue defensor de la música de Charles Ives.

Central Park in the Dark, de Paolozzi
Arnold Schoenberg lo consideró un monumento a la integridad artística y de la Escuela de Nueva York de William Schuman. En el presente, Michael Tilson Thomas es un entusiasta exponente de las sinfonías de Ives como lo es el musicólogo Jan Swafford. La obra de Ives es regularmente programada en Europa. También ha inspirado a pintores, notablemente a Eduardo Paolozzi quien tituló una de sus colecciones de impresiones por los años 1970 “Calcium Light Night”, y cada una de ellas fue nombrada con una obra de Ives, (entre ellas “Central Park in the Dark”). Su “Sinfonía n.º 1 en Re menor” muestra su acogimiento a las fórmulas académicas requeridas para escribir en forma Sonata a fines del siglo XIX, así como un fulgor iconoclasta, con un segundo tema que implica un dirección armónica distinta. Ives tenía una fascinación por la música al aire libre y por la instrumentación, de manera que sus tentativas de fundir estos dos pilares musicales, y su devoción por Beethoven, fijarían la dirección de su vida musical.

Publicó una gran colección de sus canciones, muchas de las cuales tenían partes pianísticas que recogen varios de los movimientos modernistas que se iniciaban en Europa, entre ellos la bitonalidad y la pantonalidad. Él era un dotado pianista, capaz de improvisar en una gran variedad de estilos, incluyendo los que entonces eran absolutamente nuevos. Aunque ahora es mejor conocido por su música orquestal, compuso dos cuartetos de cuerda y varias obras de música de cámara. Su trabajo como organista lo llevó a escribir “Variaciones sobre América”  (The World Youth Wind Symphony) en 1891, que estrenaría en un recital de celebración por el 4 de julio. Esta obra toma la melodía del himno nacional del Reino Unido “God Save the Queen”, para una serie de variaciones bastante estándares pero ingeniosas. Una de las variaciones es al estilo de una polonesa mientras que otra, agregada años después de terminada la composición original de la obra, es probablemente el primer uso de la bitonalidad de Ives.

Ives en 1909
Con “The Unanswered Question “ (La pregunta sin respuesta, 1908) (New York Philharmonic - Leonard Bernstein ), escrita para la combinación muy inusual de trompeta, cuatro flautas y cuarteto de cuerda, Ives creó un maduro mundo sonoro que se convertiría en su estilo personal. Las cuerdas (ubicadas fuera de escena) tocan muy suavemente una música como de coral a lo largo de la obra, mientras que la trompeta (colocada detrás del auditorio) toca varias veces un breve motivo que Ives describió como "la Eterna Pregunta de la Existencia". Cada vez que la trompeta pregunta, recibe la respuesta de un estridente ataque de las flautas (en escena), menos en la última, por ello el título. La obra es típica de Ives , yuxtapone varios elementos dispares, que aparecen conducidos por una narrativa de la que nunca terminamos de estar conscientes, y es muy misteriosa.

El propio compositor describe esta obra como un “paisaje cósmico” en el que las cuerdas representan “el Silencio de los Druidas — que no Saben, no Ven, ni Oyen Nada.” La trompeta entonces lanza “La Perenne Pregunta de la Existencia” y los vientos buscan “La Respuesta Invisible” pero la abandonan frustrados, de modo que al final sólo es contestada por el “Silencio”.

Leonard Bernstein, explica sobre ella lo siguiente: "Ives asigna la 'pregunta' a un solo de trompeta que la entona seis veces por separado. Y cada vez que la da, llega una respuesta o una tentativa de respuesta, por parte de un grupo de maderas. La primera respuesta es muy indefinida y lenta; la segunda un poco más rápida, la tercera aún más rápida, y para el momento en que se da la sexta es tan rápida, que parece un salvaje farfullar. Las maderas – que se dice que representan nuestras respuestas humanas – crecen en intensidad, cada vez más impacientes y desesperadas, hasta perder todo su significado. Y durante todo este tiempo, desde el mismo inicio ciertamente, las cuerdas han estado tocando su propia música por separado, infinitamente suave, lenta y sostenida, sin jamás cambiar, sin nunca intensificarse para ser más fuerte o más rápida, sin nunca verse afectada de ningún modo por esa extraña pregunta ni por el diálogo entre la trompeta y las maderas." También añade:
“...las cuerdas van tocando triadas tonales opuestas a la frase atonal de la trompeta. Al final, cuando la trompeta pregunta por última vez, las cuerdas se prolongan calladamente en una triada pura de Sol mayor hasta la eternidad”
 

Posteriormente escribió una versión orquestal que se convertiría en una de sus obras más populares.
Obras como “The Unanswered Question” estuvieron ciertamente influidas por los escritores trascendentalistas de Nueva Inglaterra, Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau. Éstos tuvieron una influencia muy importante para Ives, como lo reconoció en su “Sonata para piano n.º 2: Concord, Mass., 1840–60” (1909–15), conocida comúnmente como la “Sonata Concord”, una de las obras más famosas y alabadas del compositor.

Los movimientos son :
1. "Emerson" (sobre Ralph Waldo Emerson)
2. "Hawthorne" (sobre Nathaniel Hawthorne)
3. "The Alcotts" (sobre Bronson Alcott y Louisa May Alcott)
4. "Thoreau" (sobre Henry David Thoreau) (John Kirkpatrick, piano)
Los cuatro movimientos de la sonata representan a personajes asociados con la corriente filosófica estadounidense conocida como trascendentalismo. Rítmicamente y armónicamente, es típicamente aventurada, y demuestra el cariño de Ives por las citas — en varios momentos aparece el motivo inicial de la Sinfonía n.º 5 de Beethoven. También contiene algunos de los ejemplos más asombrosos de experimentalismo de Ives: en el segundo movimiento, ordena al pianista que use una barra de madera de 14¾ pulgadas (37.5 cm) para producir un gran clúster.

Quizás la obra orquestal más destacable de Ives sea su “Sinfonía n.º 4” (1910–16).
1. Prelude. Maestoso
2. Comedy: Allegretto (first part) 
3. Fugue: Andante moderato
4. Finale: Very slow - Largo maestoso (Michael Tilson-Thomas y Chicago Symphony Orchestra & Coros).
La lista de fuerzas requerida para interpretar esta obra es extraordinaria; además de una inmensa orquesta sinfónica, la obra requiere una gran sección de percusión, dos pianos (uno afinado a un cuarto de tono del otro), un órgano, un grupo adicional de cuerdas a la distancia, un gran coro, tres saxofones opcionales y finalmente un "órgano etéreo" (no está muy claro a qué se refería Ives con él, pero generalmente son usados un theremín o un sintetizador).

El programa de la obra recuerda al de The Unanswered Question — Ives dijo que la obra es "una pregunta que indaga sobre el 'Qué' y el 'Por qué' que el espíritu humano pide de la vida". El uso de la cita es también frecuente, y no se queda corta en efectos novedosos. Por ejemplo, en el segundo movimiento, un tremolando es tocado por toda la orquesta. En el movimiento final, hay una suerte de "lucha musical" entre sonidos discordantes y la música tonal más tradicional. Eventualmente entra un coro sin palabras, el modo se hace más calmado, y la obra termina tranquilamente con la percusión sola tocando. La sinfonía no fue interpretada por completo hasta 1965, casi 50 años después de haber sido terminada, 11 años después de la muerte del compositor.

Ives abandonaría el material para su inconclusa “Sinfonía del Universo”, que fue incapaz de unir en vida pese a dos décadas de trabajo. Esto se debió tanto a sus problemas de salud como a su cambiante concepción de la obra. Ha habido varios intentos de terminarla o realizar una versión interpretable. Sin embargo, ninguna ha encontrado el modo de recibir una interpretación general. La sinfonía toma las ideas de la Sinfonía n.º 4 pero en un nivel más elevado, con complejos ritmos cruzados, difíciles capas de disonancias y combinaciones inusuales de instrumentos.


Entre las obras de cámara de Ives está el “Cuarteto de cuerda n.º 2” (The Walden Quartet), donde las partes están a menudo escritas en los extremos del contrapunto, desde agudas disonancias en el movimiento titulado "Arguments" (The Walden Quartet) a lo trascendentalmente lento.

Este rango por los extremos es frecuente en la música de Ives — el fragor y la disonancia machacadoras con la quietud lírica — y conducido en una relación de secciones que se van deslizando dentro y fuera de sí unas con otras. El idioma de Ives, como el de Mahler, emplea líneas melódicas bastante independientes. Se considera difícil de tocar debido a que muchas de las típicas señales para los intérpretes no están presentes.

Otras obras destacables:
“Cuarteto de cuerda Nº 1”- "From the Salvation Army": I. Chorale II. Prelude III. Offertory IV. Postlude (Concord String Quartet)
“Central Park in the Dark para orquesta de cámara” (1898–1907) (BBC Symphony Orchestra. Dir. Lawrence Foster)
“Sinfonía Nº 1” (Perm Opera & Ballet Theatre's Orchestra, dir. Valeriy Platonov)
“Sinfonía Nº 2”, 1/3, 2/3, 3/3 (Leonard Bernstein & The Bavarian Radio Symphony Orchestra)
Sinfonía Nº 3: "The Camp Meeting" I. "Old Folks Gatherin'", II., III. Comnunion (Leonard Bernstein & New York Philarmonic Orchestra)
• “Sonata para piano n.º 1” (1902–09)
“Sonata para violín y piano n.º 1” (1903–08) (Curt Thompson, Violin, Rodney Waters, Piano)
“Sonata para piano No. 2”, 1/2, 2/2 (John Kirkpatrick, piano).
• “Sonata para violín n.º 2” (1902–10)
“Robert Browning Overture” (1911) (Nashville Symphony. Dir. Kenneth Schermerhorn)

“A Symphony: New England Holidays” (1904–13) (San Francisco Symphony/Michael Tilson Thomas)
• “Trío para piano (c1909–10, rev. c1914–15)
“Set Orquestal n.º 1: Three Places in New England” (1903–21) (Orquesta Eastman-Rochester & Director: Howard Hanson)
“Sonata para violín y piano n.º 3” (1914) (János Négyesy, violín & Cornelius Cardew, piano)
• “Set Orquestal n.º 2” (1912–15)
“Sonata para violín n.º 4 : Children's Day at the Camp Meeting" (1912–15) (Daniel Stepner, violin; John Kirkpatrick, piano)
• 114 Songs (compuestas en varios años entre 1887 y 1921, publicadas en 1922.)
• “Tres piezas en cuartos de tono para piano” (1923–24) “The Celestial Railroad , una fantasía para piano solo” (1925)
• “Old Home Days” (para banda/ensemble, arreglos de Jonathan Elkus)

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